extraído de
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=805
-
Tres clásicos del primer cine alemán gay
“Los actos contra natura entre personas del mismo sexo, o de humanos con animales, se castigan con la cárcel. La pérdida de los derechos ciudadanos también podrá imponerse” (Artículo 175 del Código Penal alemán, vigente de 1871 a 1969, y agravado en su contenido y alcances durante la dictadura nazi).
_Esta legislación discriminatoria, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y contribuyó a negar todo reconocimiento histórico a las víctimas homosexuales del Holocausto, facilitó la proliferación de estafadores y chantajistas que se sirvieron de ella para amedrentar y doblegar a homosexuales de todos los niveles sociales. Una simple delación a la policía podía derribar la reputación y carrera de quien se sospechara ser infractor perverso. Concluida la Primera Guerra Mundial, y en una época de liberalización de la moral sexual alemana, surgieron decenas de documentales y cortometrajes tendientes a combatir el oscurantismo moral y el desprecio a los homosexuales. Algunos trabajos llevaron el sello y colaboración del Instituto de Ciencias Sexuales, creado por el doctor Magnus Hirschfeld y destruido por los nazis en 1934.
_La primera película de denuncia contra el artículo 175, y que aboga por la comprensión pública hacia el entonces llamado “tercer sexo”, se filma en Berlín en 1919 con el título Diferente de los demás (Anders als die anderen), de Richard Oswald, y la protagonizan estrellas del cine expresionista, Conrad Veidt y Anita Berber. La película es prohibida, sus copias incineradas, y se da por desaparecida hasta encontrarse en 1979 una parte considerable del film en Ucrania.
_En 1924, el danés Carl Theodor Dreyer (La pasión de Juana de Arco), filma en Alemania Mikael, una historia de amor en la que un pintor maduro casi zozobra en la desgracia artística por la pasión que le inspira un hombre joven, indigno de sus atenciones. Hasta el momento último de su degradación física, el artista defiende la pureza de sus sentimientos (“Puedo morir en paz. He conocido el gran amor”). Una visión romántica positiva que será imposible encontrar en el cine de temática gay en los cincuenta años siguientes.
_Finalmente, en 1928, el director expresionista, emigrado luego a Hollywood, Wilhelm Dieterle, realiza una cinta notable, Sexo en cadenas (Geschlecht in Fesseln), cuya primera presentación didáctica denuncia los efectos nocivos de la prohibición de visitas conyugales en las cárceles, para luego presentar una historia de amor entre dos prisioneros (uno, homosexual declarado; el otro, inconsolable por estar lejos de su esposa).
:::
notas
_Añadir que Carl Dreyer, sin dudarlo uno de los mejores directores de la historia del cine, era una persona de una enorme religiosidad, pero una religiosidad luminosa y comprensiva, como reflejó especialmente en "La palabra" (Ordet), y entre cuyos proyectos irrealizados se encontraba la vida de Jesús. Digo todo esto porque es perfectamente compatible la religiosidad con la comprensión de la homosexualidad, y Dreyer es uno de los ejemplos más sobresalientes en este sentido.
_Por otra parte, respecto a la homosexualidad femenina es muy destacable el film Muchachas de uniforme (1931) de Leontine Sagan, una magnífica película que es por derecho propio un clásico del cine.
///