Hace poco he podido ver, gracias a un préstamo interbibliotecario, El manuscrito encontrado en Zaragoza, y algunas maravillas más...
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El manuscrito encontrado en Zaragoza (1964) Woljciech J. Has. Una obra maestra, alargando el comentario un clásico del magnífico cine polaco de los 60, y una obra que no tiene rival en su maravillosa mezcla de onirismo surrealista, humor, fantasía orientalista en ocasiones, delicioso erotismo y fidedigna adaptación de un clásico de la literatura polaca curiosamente escrito en francés. La maestría de esta película ha merecido la admiración y el reconocimiento de directores del calibre de Buñuel, Coppola, Scorsese... que la han elogiado con un encendido entusiasmo, además de una legión de seguidores que desde hace 40 años nos quedamos asombrados ante esta película. El cine se inventó para que se pudieran realizar películas como
El manuscrito encontrado en Zaragoza.
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Faraón (1966) Jerzy Kawalerowicz. Admirable obra del mejor cine polaco que con su profundidad, estilización, sensualidad y convicción, aborda lo que por culpa de las convencionales aproximaciones hollywoodienses se llama película faraónica. A años luz de estos productos si acaso espectaculares, esta magnífica obra de arte supone un trabajo de gran calibre cinematográfico que paradójicamente resulta más fidedigno a lo que seguramente fue el Egipto de sus célebres dinastías que cualquier otra película, a pesar de que en realidad la obra se basa en una novela que fabula sobre unos reyes que históricamente no existieron. De todas maneras esto no desmerece en absoluto la magnífica labor de vestuario, música... y sobre todo la muy lograda labor de realización que hacen de esta película un clásico y todo un ejemplo de que el cine espectacular puede tener mucho más que los vacíos artificios palomiteros a los que nos ha acostumbrado no sólo Hollywood. Cine espectacular y artístico en una misma película, palabras mayores.
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Cenizas y diamantes, de Wajda... (en otra parte ya comenté sobre esta obra maestra del cine, también polaca, pero no hay que perderla de vista...)
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Los implacables (1955) Raoul Walsh. Espléndido western del maestro Walsh, con una maravillosa unión de narrativa vigorosa y a la vez contemplativa. Ha pasado incomprensiblemente desapercibido a pesar de su increíble calidad, y de contar con un reparto encabezado por el mítico Clark Gable.
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Extraños en el paraíso (1984) Jim Jarmusch. La gran revelación del talento de Jarmusch, una película inteligente, sugerente, que saca un gran partido de una situación pequeña tratada con admirable riqueza cinematográfica. Una película clave en el underground norteamericano, y un clásico tan admirable como especial. Es de esas películas maravillosas que mágicamente se hacen un hueco en el corazón de quien la contempla, o respira, pues tiene un aliento propio, verdadera personalidad.
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y tres adaptaciones magistrales de una misma historia ambientada en el mundo del periodismo, aunque no son una trilogía, ojalá las trilogías tuvieran esta calidad-
Un gran reportaje (1931) Lewis Milestone. La primera adaptación quizá queda un poco por detrás de las dos siguientes, auténticas obras maestras, pero constituye una película muy digna, con multitud de aciertos, a fin de cuentas Milestone era un buen director y sabía lo que hacía.
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Luna nueva (1940) Howard Hawks. La adaptación del maestro Hawks tiene un giro argumental muy interesante al proponer que uno de los personajes sea mujer, lo que le da aún más juego a un guión ya de por sí impagable
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Primera plana (1974) Billy Wilder. La versión del maestro Wilder devuelve la historia a su origen pero cargando incluso más las tintas y las sonrisas, y con un reparto e interpretaciones que siguen siendo de antología, en especial Jack Lemmon y Walter Mathau.
Me parece la mejor de las tres, pero no se dejen influir por mi opinión, vean las tres y disfrutarán de una de las "trilogías" más impresionantes, y divertidas, de la historia del cine.
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