6.5.09

viva el cine

_La carreta fantasma (1920) Victor Sjöstrom. El talento cinematográfico de Sjöstrom, que le llevaría a EE.UU. donde rodaría una de las obras maestras del mudo (El viento, protagonizado por la inolvidable Lillian Gish) se muestra aquí con una atmósfera visual muy lograda, incluso sobrecogedora
_Viva la libertad (1931) René Clair. El talento de Clair, una vez más al servicio de una película deliciosa, pero con su carga social y crítica evidente, aún en su comicidad, inspiró sin duda a Chaplin en Tiempos modernos. Clair se sintió halagado por servir de inspiración para el gran Chaplin, y hoy en día ambas películas son sencillamente clásicos.
_Siempre Eva (1937) Tay Garnett. Entre las joyas de la esplendorosa comedia norteamericana de los 30 se encuentra esta maravilla ambientada en el mundillo del cine de un director a reivindicar urgentemente: Tay Garnett.
_El libro de la selva (1942) Zoltan Korda. Esplendoroso clásico del cine de aventuras basado en el relato de Kipling. Una gozada.
_El sureño (1945) Jean Renoir. Cuando se ha logrado la maestría en el arte cinematográfico de un Jean Renoir sucede que obras tan vitalistas y apreciables como esta película quedan algo a la sombra de obras maestras como Una partida de campo o El río, sin las que el cine e incluso la vida carecerían de sentido. Esta pequeña joya escondida es sencillamente maravillosa, y es que la bondad, el talento y la alegría de vivir de Renoir recorren su filmografía como la sangre las venas o el agua los ríos.
_El abrazo de la muerte (1949) Robert Siodmak. Una obra maestra del cine negro, en la que tras Forajidos se vuelven a encontrar Burt Lancaster y el todavía no lo bastanta valorado Robert Siodmak. La escena en la que suenan las sirenas es para las antologías, al igual que esta película.
_El río (1950) Jean Renoir. Una de las películas que hacen del cine un verdadero arte, y de la invención de cinematógrafo una bendición para la humanidad. Obra maestra (y no la única) de uno de los grandes maestros del arte cinematográfico. Una de las mejores películas de la historia del cine.
_Sin conciencia (1951) Bretaigne Windust. Película en parte rodada por el gran Raoul Walsh, sin duda llevada con buen pulso, incomprensiblemente poco conocida, pero sin embargo una magnífica muestra del policíaco.
_Hércules (1957) Pietro Francisci. La gloria del peplum con la presencia de Steve Reeves, encumbrado tras este clásico del cine de aventuras, cuenta también con el talento en la fotografía del luego gran director Mario Bava.
_La máscara del demonio (1960) Mario Bava. Es un hito del cine fantástico, de terror, en el que debuta el gran director italiano, y destaca una Barbara Steele que irradia un enorme magnetismo erótico.
_Terror en el espacio (1965) Mario Bava. Con una cuidada estética, en la que destaca una sugestiva fotografía muy viva, Bava aborda una historia de ciencia ficción y terror que a buen seguro conocía Scott cuando abordó, con un presupuesto más generoso, su ya clásico Alien, el octavo pasajero. Scott homenajeó o plagió bastante al maestro italiano.
_Trenes rigurosamente vigilados (1966) Jiri Menzel. Una pequeña obra maestra, con una vitalidad, humor y personajes impagables. Memorable.
_La huella (1972) Joseph L. Mankiewicz. Si alguien no ha visto esta obra maestra y por desgracia ha padecido el remake, en fin, que compare y verá lo innecesarios y nocivos que suelen ser los remakes. El duelo interpretativo entre Olivier y Caine es para las antologías.
_Rojo oscuro (1975) Dario Argento. Quizá la película más lograda del director italiano de terror, con momentos muy originales, hallazgos visuales memorables... aunque desigual, lastrada por un metraje excesivo y una música que carece de la intensidad emotiva que podría haber encumbrado esta película a la categoría de obra maestra, aunque se trata de una película apreciable y una obra de culto.
_Heavy (1995) James Mangold. Admirable equilibrio narrativo y logradas interpretaciones (Shelley Winters, una jovencísima Liv Tyler...) para esta película que aborda con entidad una cotidianeidad triste, pero sin caer en los excesos y defectos de multitud de películas simplonas, vulgarizadoras, victimistas o sádicas, que podrían tomar buena nota de esta ópera prima, una magnífica película que es un modelo a seguir, aunque ya se sabe que la difícil sencillez no está al alcance de la mediocridad habitual.
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